“Un lugar como tu hogar”
En el hogar y en la escuela se aprecian de manera más clara las dificultades del niño hiperactivo ya que en estos lugares se producen sus “faltas de control”, por tanto somos los padres y los educadores los que tenemos que contar con las estrategias para manejarlos con afecto y eficacia.
No olvidemos que:
"allí donde ocurre la conducta hay que actuar para ayudarlos."
Ten presente que:
- Las dificultades persistentes de atención.
- El exceso de actividad
- La falta de control de impulsos,
son las características más frecuentes y las que interfieren en el funcionamiento en los diferentes contextos y no les permiten adaptarse de manera adecuada a las exigencias del medio.
Además encontramos:
Dificultad para que se controlen y manejen su actividad.
No pueden planificar sus tareas y estas son poco estructuradas.
Pueden presentar limitaciones en su coordinación motora a pesar de su constante actividad, se les caen cosas o tropiezan con frecuencia.
No logran postergar, por lo que demandan satisfacción inmediata de lo que requieren.
Suelen tener retrasos en su aprendizaje
Sus relaciones sociales tienen problemas, ya que su comportamiento poco reflexivo y la incapacidad para manejar consecuencias puede tornarlos agresivos y generar rechazo de sus compañeros.
Debemos considerar que este estilo de comportamiento varía de un niño
hiperactivo a otro e incluso se dan diferencias de intensidad en un mismo
niño de acuerdo a la circunstancia, la motivación y su estado emocional, lo
cual desconcierta mucho a los padres.
¿En qué circunstancias se manifiestan más problemas?
Cuando se trata de actividades monótonas o aburridas.
Cuando experimentan cansancio.
Cuando la exigencia de esfuerzo mental es continuado.
Al exigírseles un grado alto de organización.
Recuerde que no todos los que se mueven mucho son hiperactivos, la diferencia podría radicar en que el niño hiperactivo se mueve justamente cuando necesita estar quieto.
No todos los que se distraen son hiperactivos, son los que cuando se requiere que se concentren y piensen es cuando más se distraen y los estímulos que los rodean los invaden.
No todos los que actúan impulsivamente son hiperactivos, los son aquellos que cuando llegan a una edad en que deberían manejar mejor sus impulsos no lo hacen, no se adecuan a las situaciones del entorno, hacen lo primero que se les ocurre sin “pensar antes de actuar”, les cuesta aprender de sus errores por tanto repiten las conductas a pesar de las correcciones y señalamientos.
Los padres y educadores debemos tener también en cuenta que:
Logran mejor control de sus conductas cuando realizan actividades con supervisión (padres, profesores, amigos, monitores).
Así mismo hay casos en que la medicación es necesaria ya que los ayuda a inhibir y postergar antes de actuar, permitiendo además que los agentes socializadores puedan brindarle ayuda y que ellos la aprovechen. Cuando los niños que lo requieren toman medicamentos específicos para el problema controlan mejor su impulsividad, están menos alterados, disminuye su agresividad y siguen mejor las indicaciones.
Además para un mejor aprovechamiento de las actividades escolares la intervención y acompañamiento en el aula son indispensables también la aplicación de técnicas cognitivas de monitoreo, entrenamiento en habilidades sociales y terapias de aprendizaje.
Enseñarles a:
Fijarse antes de iniciar la tarea, cualquiera que esta sea.
Pensar antes de proceder para tener un plan de acción organizado.
Encontrar la mejor solución y ponerla en práctica con cuidado.
Verificar el resultado para que el éxito logrado sirva de reforzador en
una siguiente oportunidad.
El mensaje es:
PUEDES LOGRAR LO QUE TE PROPONGAS, SI TE TOMAS EL TIEMPO NECESARIO PARA HACERLO.
Luzmila Garrido Giraldo