


Los niños con problemas de aprendizaje reciben a diario, en sus colegios de origen y en sus familias, mensajes devaluantes de su autoestima: les borran la pizarra, no terminan de copiar, leen mal, se equivocan en las cuentas, no completan la tarea, escriben mal debido a su dislexia por lo que la maestra les retira las hojas del cuaderno, desaprueban los exámenes.
Ante esta situación los niños puedes optar por varios caminos:
1. El niño puedo inhibirse de trabajar para evitar la crítica y la humillación; pero igual serán humillados porque se les señalará como perezosos o desinteresados.
2. Otros niños que ya desaprobaron el grado, son cambiados frecuentemente de colegio, asisten a diversos psicólogos y a sesiones de terapia, pueden desarrollar un frontal rechazo a la escuela y expresar comentarios como, “Los colegios no sirven para nada”
3. Otros pueden compensar sus dificultades a través del perfeccionismo o trabajan duro porque el fracaso y el error significan para ellos la desaprobación de sus padres; pero igual fracasan porque ellos no pueden manejar sus problemas de aprendizaje.
4. Los hay que por sus fracasos escolares presentan déficits en la autoestima se manejan o intentan manejar su sentido de poco valor desarrollando actitudes jactanciosas, prepotentes, y agresivas como si la escuela y todo lo que en ella se practica no les interesara. Se presentan estos chicos como superiores, humillando a los chicos más débiles y compensando sus dificultades con conductas que son compatibles con el liderazgo negativo, con el desafío e irrespeto a las reglas.
En todos los casos más que el fracaso mismo en el colegio, son las reacciones de los padres y la de los profesores ante estas dificultades las que tienen un efecto devastador en la personalidad de los chicos, y no estamos exagerando, venimos escuchando todos estos años como viven los padres los problemas de sus hijos, cómo la vida toda de la familia se altera; sintiéndose los chicos culpables por todo el desorden que pasamos a describir.
La mayoría de los padres pasan por etapas emocionales similares después de haberse enterado de que sus hijos tienen problemas de aprendizaje.
- Sentimiento de conmoción como el de una pérdida: la pérdida del niño perfecto que los padres esperaban.
- Sentimiento de confusión: La maestra debe estar equivocada. Se buscan otras opiniones, y seguramente se agregan a la opinión que les señala que su hijo no tiene nada.
- Etapa de culpabilización mutua: debe ser por tu familia; tú también tuviste problemas en el colegio.
- Irritación, enojo.
- Etapa de aceptación: Los especialistas deben saber que los padres no pueden comprender el problemas la primera vez que se les explica; debe considerarse que hay un proceso (no siempre corto) de asimilación del problema. En muchas ocasiones los padres pueden presentar sentimiento de hostilidad, incredulidad ante los exámenes y duda de la capacidad del profesional de maestros y psicólogos; todos estos no son sino la expresión de la gran frustración que sienten los padres. Algunos al enterarse del problemas del hijo señalan “Yo también era así y hoy no tengo nada”
El hecho de tener un hijo con problemas en ocasiones origina una disminución de la autoestima de los padres y consecuentemente los sentimientos de estos hacia sus hijos determinan en mucho las actitudes que los niños con problemas pueden tener hacia el aprendizaje y hacia sí mismos. Se ha demostrado que los niños con problemas de aprendizaje son muy sensibles a los estados de ánimo de sus padres; saben cuando sus padres están molestos, defraudados o avergonzados; son además muy conscientes de la frustración y malestar que les han ocasionado. También se sabe que los niños con Problemas de Aprendizaje son más vulnerables a la tensión y a los problemas familiares.
Como es que estos niños no van a percibir la frustración de sus padres si es que esta misma frustración la que lleva a decirnos en consulta cosas como estas:
“ Tal vez es mi culpa”
“Tengo un hijo brillante y otro lento”
“Ya no se que hacer con el, hasta he pensado en dejar, en darlo en adopción”
“No tengo nada que darle”
“Es torpe, no habla, está siempre buscando apoyo”
“¿Me está diciendo que mi hija no es normal?”
“Que se vaya con su padre, con el si trabaja”
Pero como es que los padres llegan a pronunciar frases así. Son los padres que deben enfrentar que sus hijos no ingresen al mejor colegio que eligieron para él, de pronto el colegio donde el padre estudió;o donde estudian sus primos o los hijos de sus amigos.
Ante esta situación los niños puedes optar por varios caminos:
1. El niño puedo inhibirse de trabajar para evitar la crítica y la humillación; pero igual serán humillados porque se les señalará como perezosos o desinteresados.
2. Otros niños que ya desaprobaron el grado, son cambiados frecuentemente de colegio, asisten a diversos psicólogos y a sesiones de terapia, pueden desarrollar un frontal rechazo a la escuela y expresar comentarios como, “Los colegios no sirven para nada”
3. Otros pueden compensar sus dificultades a través del perfeccionismo o trabajan duro porque el fracaso y el error significan para ellos la desaprobación de sus padres; pero igual fracasan porque ellos no pueden manejar sus problemas de aprendizaje.
4. Los hay que por sus fracasos escolares presentan déficits en la autoestima se manejan o intentan manejar su sentido de poco valor desarrollando actitudes jactanciosas, prepotentes, y agresivas como si la escuela y todo lo que en ella se practica no les interesara. Se presentan estos chicos como superiores, humillando a los chicos más débiles y compensando sus dificultades con conductas que son compatibles con el liderazgo negativo, con el desafío e irrespeto a las reglas.
En todos los casos más que el fracaso mismo en el colegio, son las reacciones de los padres y la de los profesores ante estas dificultades las que tienen un efecto devastador en la personalidad de los chicos, y no estamos exagerando, venimos escuchando todos estos años como viven los padres los problemas de sus hijos, cómo la vida toda de la familia se altera; sintiéndose los chicos culpables por todo el desorden que pasamos a describir.
La mayoría de los padres pasan por etapas emocionales similares después de haberse enterado de que sus hijos tienen problemas de aprendizaje.
- Sentimiento de conmoción como el de una pérdida: la pérdida del niño perfecto que los padres esperaban.
- Sentimiento de confusión: La maestra debe estar equivocada. Se buscan otras opiniones, y seguramente se agregan a la opinión que les señala que su hijo no tiene nada.
- Etapa de culpabilización mutua: debe ser por tu familia; tú también tuviste problemas en el colegio.
- Irritación, enojo.
- Etapa de aceptación: Los especialistas deben saber que los padres no pueden comprender el problemas la primera vez que se les explica; debe considerarse que hay un proceso (no siempre corto) de asimilación del problema. En muchas ocasiones los padres pueden presentar sentimiento de hostilidad, incredulidad ante los exámenes y duda de la capacidad del profesional de maestros y psicólogos; todos estos no son sino la expresión de la gran frustración que sienten los padres. Algunos al enterarse del problemas del hijo señalan “Yo también era así y hoy no tengo nada”
El hecho de tener un hijo con problemas en ocasiones origina una disminución de la autoestima de los padres y consecuentemente los sentimientos de estos hacia sus hijos determinan en mucho las actitudes que los niños con problemas pueden tener hacia el aprendizaje y hacia sí mismos. Se ha demostrado que los niños con problemas de aprendizaje son muy sensibles a los estados de ánimo de sus padres; saben cuando sus padres están molestos, defraudados o avergonzados; son además muy conscientes de la frustración y malestar que les han ocasionado. También se sabe que los niños con Problemas de Aprendizaje son más vulnerables a la tensión y a los problemas familiares.
Como es que estos niños no van a percibir la frustración de sus padres si es que esta misma frustración la que lleva a decirnos en consulta cosas como estas:
“ Tal vez es mi culpa”
“Tengo un hijo brillante y otro lento”
“Ya no se que hacer con el, hasta he pensado en dejar, en darlo en adopción”
“No tengo nada que darle”
“Es torpe, no habla, está siempre buscando apoyo”
“¿Me está diciendo que mi hija no es normal?”
“Que se vaya con su padre, con el si trabaja”
Pero como es que los padres llegan a pronunciar frases así. Son los padres que deben enfrentar que sus hijos no ingresen al mejor colegio que eligieron para él, de pronto el colegio donde el padre estudió;o donde estudian sus primos o los hijos de sus amigos.
Finalmente son los padres que a diario tienen conflictos en casa en la hora de tareas. Cada vez más el hijo con problemas, opone resistencia a las tareas en casa, señalan que no les gusta escribir, se ponen de pie, desean agua, tienen sueño. Hace poco una madre nos comentó que su niña de 2º grado rompió el cuaderno donde tenía que trabajar la tarea. Todo termina en gritos de los padres, llanto en el niño, fastidio en los hermanos. La hora de tarea se convierte en casa en un escenario caótico donde no se sabe que hacer: se amenaza al niño, se le castiga, se le pega, se le ofrecen recompensas antes de que termine el trabajo y finalmente es común que los padres hagan la tarea por el hijo.
Hace apenas 2 semanas entrevisté a la madre de una niña de 8 años, quien me refería que levantaba a su hija a las 4 de la mañana para estudiar cuando tenía exámenes o para terminar la tarea; otros padres de un niño de 7 años nos decían que ya no saben como hacer para que desarrolle las tareas; en lo que va del año nuestro colegio seria su tercer cambio de escuela.
No saben Uds. la ansiedad, la angustia de estos padres de no saber si nuevamente se están equivocando con su elección, yo se que no, pero para ellos todo es incierto.
Hasta la relación con los hermanos se afecta, se da que el problema de aprendizaje de uno de los hijos se convierte en un motivo más para incrementar la rivalidad ya existente entre los hermano, afectándose así más aún la autoestima del niño con problemas. Hemos atendido casos en que el niño con problemas debe salir de su colegio de origen, mientras que el resto de sus hermanos puede quedarse estudiando en el tan preciado centro educativo. Muchas veces los padres no saben manejar estas diferencias y permiten que los hermanos le señalen al niño con dificultades cosas como esta “Tu estudias en colegio de mongos” “Eres loquito porque tiene que ir a terapia” “Yo sigo gordo, pero tu eres burro, no sabes nada”. Cómo no se va a dañar la autoestima del joven alumno. Como vemos entran en juego aquí toda clase de sentimientos y pensamiento. Hemos visto muy de cerca padres que hacen marcadas diferencias con su hijo con problemas; hemos visto como compran los mejores útiles y accesorios a los hijos eficientes y como descuidan al niño con problemas, desatendiendo sus necesidades, mucha veces enviándolos con la mochila antigua y rota del hermano mayor.
Los hermanos escuchan con frecuencia las discusiones que se entablan entre los padres debido a las bajas calificaciones del hijo con P. A; culpándolo de la desavenencia de sus progenitores. Algunas veces los hermanos se sienten culpables por sus éxitos en la escuela y muchos llegan a pensar que la aceptación y el aprecio de los padres depende de las notas. Otras veces los padres dependen demasiado del hijo con buenas notas para aliviar el sentimiento de insuficiencia y frustración que les ocasiona el hijo con problemas de aprendizaje.
Muchos niños con problemas nos refieren que sus padres lo único que valoran son sus logros académicos. “Solo me hablan de la tareas y como es en eso que tengo problemas ya no tienen nada que hablar conmigo”.
Muchos padres de niños con problemas de aprendizaje nos han reportado que sus hijos sin problemas, es decir los hermanos de los niños afectados les reclaman la sobreatención, el cuidado, el tiempo que le dedican al hijo con problemas en desmedro del tiempo para ellos. La convicción que los hermanos desarrollan es que a este niño con problemas se le engríe precisamente por ser flojos; esto los llena de rencor y buscan alianzas inadecuadas en contra del niño afectado. Todo esto porque al interior de las familias ya hay problemas que se precipitan por la presencia del PROBLEMA DE APRENDIZAJE.
Ocurre que a veces esos niños tienen la "mala suerte" de tener un hermano brillante, y entonces día a día son sujetos de comparaciones enojosas y situaciones de competencia desleal. A veces el hermano menor hace las cosas mejor y más rápido que él.
A estos niños y jóvenes se les culpa por el caos familiar que se produce a la hora de tareas, en el momento de las comidas, o de interferir con los paseos o las vacaciones de la familia porque deben aprovechar los tiempos libres para las clases de nivelación o las horas de terapia, ya que si no es así es probable que repitan de año.
En la medida que esta problemática se haga mas conciente en los padres y maestros y se den cuenta que siendo normales, tienes dificultades para aprender podrán tomar decisiones mas acertadas que le brinden a sus hijos y alumnos mejores condiciones de vida.
Hace apenas 2 semanas entrevisté a la madre de una niña de 8 años, quien me refería que levantaba a su hija a las 4 de la mañana para estudiar cuando tenía exámenes o para terminar la tarea; otros padres de un niño de 7 años nos decían que ya no saben como hacer para que desarrolle las tareas; en lo que va del año nuestro colegio seria su tercer cambio de escuela.
No saben Uds. la ansiedad, la angustia de estos padres de no saber si nuevamente se están equivocando con su elección, yo se que no, pero para ellos todo es incierto.
Hasta la relación con los hermanos se afecta, se da que el problema de aprendizaje de uno de los hijos se convierte en un motivo más para incrementar la rivalidad ya existente entre los hermano, afectándose así más aún la autoestima del niño con problemas. Hemos atendido casos en que el niño con problemas debe salir de su colegio de origen, mientras que el resto de sus hermanos puede quedarse estudiando en el tan preciado centro educativo. Muchas veces los padres no saben manejar estas diferencias y permiten que los hermanos le señalen al niño con dificultades cosas como esta “Tu estudias en colegio de mongos” “Eres loquito porque tiene que ir a terapia” “Yo sigo gordo, pero tu eres burro, no sabes nada”. Cómo no se va a dañar la autoestima del joven alumno. Como vemos entran en juego aquí toda clase de sentimientos y pensamiento. Hemos visto muy de cerca padres que hacen marcadas diferencias con su hijo con problemas; hemos visto como compran los mejores útiles y accesorios a los hijos eficientes y como descuidan al niño con problemas, desatendiendo sus necesidades, mucha veces enviándolos con la mochila antigua y rota del hermano mayor.
Los hermanos escuchan con frecuencia las discusiones que se entablan entre los padres debido a las bajas calificaciones del hijo con P. A; culpándolo de la desavenencia de sus progenitores. Algunas veces los hermanos se sienten culpables por sus éxitos en la escuela y muchos llegan a pensar que la aceptación y el aprecio de los padres depende de las notas. Otras veces los padres dependen demasiado del hijo con buenas notas para aliviar el sentimiento de insuficiencia y frustración que les ocasiona el hijo con problemas de aprendizaje.
Muchos niños con problemas nos refieren que sus padres lo único que valoran son sus logros académicos. “Solo me hablan de la tareas y como es en eso que tengo problemas ya no tienen nada que hablar conmigo”.
Muchos padres de niños con problemas de aprendizaje nos han reportado que sus hijos sin problemas, es decir los hermanos de los niños afectados les reclaman la sobreatención, el cuidado, el tiempo que le dedican al hijo con problemas en desmedro del tiempo para ellos. La convicción que los hermanos desarrollan es que a este niño con problemas se le engríe precisamente por ser flojos; esto los llena de rencor y buscan alianzas inadecuadas en contra del niño afectado. Todo esto porque al interior de las familias ya hay problemas que se precipitan por la presencia del PROBLEMA DE APRENDIZAJE.
Ocurre que a veces esos niños tienen la "mala suerte" de tener un hermano brillante, y entonces día a día son sujetos de comparaciones enojosas y situaciones de competencia desleal. A veces el hermano menor hace las cosas mejor y más rápido que él.
A estos niños y jóvenes se les culpa por el caos familiar que se produce a la hora de tareas, en el momento de las comidas, o de interferir con los paseos o las vacaciones de la familia porque deben aprovechar los tiempos libres para las clases de nivelación o las horas de terapia, ya que si no es así es probable que repitan de año.
En la medida que esta problemática se haga mas conciente en los padres y maestros y se den cuenta que siendo normales, tienes dificultades para aprender podrán tomar decisiones mas acertadas que le brinden a sus hijos y alumnos mejores condiciones de vida.
(Extracto de ponencia del V CONGRESO IBEROAMERICANO A LA CALIDAD EDUCATIVA 2008 (GUAYAQUIL)